1 Hoy he salido al jardín de mis recuerdos donde hay flores de todos los colores formas y tamaños. 2 Algunas de esas flores con espinas punzantes que hirieron mi corazón... pero están en el olvido y ante Dios, las he dejado. 3 Mas hoy he tomado la más bella flor en mi mano, de mi jardín de recuerdos, aquella de los tiempos que juntos y alegres pasamos. 4 Yo misma la he seleccionado, y te la entrego de mi mano en este poema escrito por el tiempo compartido… pero su rocío mi cara ha mojado. 5 Son esas valiosas lágrimas que al recordar lo pasado, todos hemos llorado… mas tú, de alguna manera: ¡Siempre has estado a mi lado! 6 El haberme soportado, aun yo no siendo contigo como tú, lo eres conmigo. El no sacar para ti, mas tiempo y espacio merecido. 7 Las veces que hemos compartido ha sido más calidad que cantidad. Aunque apenas lo repitamos o nunca nos lo hayamos dicho: ¡Hay respeto, admiración y sinceridad!
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8 Pero hoy volví a aquél jardín de recuerdos presentes y pasados ¡Encontré tantas bellas flores que tú en mi pecho, poco a poco con tus actos, en mí, has sembrado! 9 Por eso nunca olvidemos, las palabras del Maestro: Que aquello que sembramos tarde o temprano es lo que Allá o aquí, cosechamos… 10 La amistad es la flor más delicada que se necesita cultivar, cuidar y regar pues se podría marchitar, aunque la amistad verdadera, es fiel al tiempo, al espacio y siempre permanecerá. 11 Siempre habrá quien te ignore, desprecie o rechace tu amistad, mas… ¡No dejes de sembrar: amor, paz y bondad! 12 Pero si un día en tu fatiga, a la vera camino, te sentaras a reposar, no te sorprendas si alguien con delicadeza en tus manos una flor te ha de obsequiar, no mires su apariencia, recíbela con humildad. 13 Tu flor ¡ha florecido! Es hermosa y hoy con todo mi amor y agradecimiento este poema en flor, coloco en tus manos. Pues amigos como tú, no los hay por todos lados. 15 Tal vez sientas soledad y cansancio al dar Más ten presente: Jesús te ofrece su amor y su amistad, pues su bondad en ti, permanecerá! Él llenará tus vacíos y juntos saldrán en esta vida a sembrar esa flor: ¡Que nunca se marchitará!
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