Sentí sus manos tibias, sobre la frialdad de mi alma de piedra… endurecida por la vida.
Y le dije: “Eres mi Señor: ¡Mi Gran Escultor! Y yo soy tu obra hecha con amor.
Con mazo y cincel Tú me vas tallando y así moldeando mi alma y mi ser.
A veces los golpes que precisas dar; ¡Me hacen llorar, ya lo puedes ver!
Mas si realizando tu obra maestra, tu cincel penetra causando dolor…
¡Sigue, sigue con tu obra, sigue tu labor! Aunque aquí muy dentro llore un corazón.
|
|
|
Muchas veces me dolerán tus toques, tu trato y yo quedaré quieta, sometida a tu voluntad, pues sólo en Ti, está mi fe.
Yo debo esperar pacientemente, aunque otros me observen sin entender, sin comprender… mas seguirás trabando diligentemente.
Mas yo sé que al acabar tu obra, ya realizada, ¡Verán sólo a Jesús, en ella, reflejada!
Mi victoria será así: ¡Haber sido formada a la imagen de Jesucristo. formado por completo en mi!
Porque soy hechura de tus expertas manos. Creada para buenas obras. ¡Soy Tuya y de allí nadie me arrebatará!
Por Sarita Rodríguez
|
|
|
|