Todos quisiéramos nacer y crecer allí: ¡En un hermoso jardín! Lleno de azucenas, rosas, margaritas, claveles y jazmín!
¡Que va! A veces Dios nos planta en un feo, solitario y difícil pantano… y nos dice: ¡Crece y florece allí! ¡Donde no todos se atreven, mi hermano!
Las circunstancias adversas te hacen sufrir…gritar y quisieras salir corriendo de allí y refugiarte: ¡En un pacífico y hermoso jardín!
Pero Dios vuelve y te dice: “Regresa: aún no he acabado contigo.” Y en obediencia, sólo a Él… ¡Comienzas a florecer!
A veces tus lágrimas son el rocío, las grandes hojas tus únicos amigos… Excepto Dios, ¡Que siempre está contigo! Porque allí, aprendes a depender: ¡Sólo de Él!
|
Te alimentas y te nutres de lo que tienes alrededor, pero ese alimento sólido... ¡Te hace fuerte, vencedor!
Entonces comienzas a entender a tu Dios. No fue casual, injusticia o falta de amor; quiso formar de ti, un ser único y especial, que soportara toda adversidad, con fe y valor.
Mas cuando pasan aquellos frágiles, cómodos de jardín; te admiran, se sorprenden ¡Que hayas crecido allí!
Pero cuando vienen las tormentas de la vida… ¡Corren a ti! Es que no tienen lo que tu tienes: Fe, valor, sometimiento y confianza en tu Dios. Y no por ti, tú querías huir, sinó por Él, que te formó.
|
|
|
 |
|
|