Querido hijo mío: ¡Que difícil se nos hace a veces, comunicarnos! Aún te molestan mis cariños y mimos…
¡Es que estás creciendo, y el nido se hace pequeño! Ya has echado un bello plumaje y deseas remontarte a los aires, en busca de nuevas aventuras y nuevos horizontes.
¡Mas yo, no iré contigo! Me quedaré en el nido; Pues a veces de esos viajes se regresa: cansado, decepcionado y herido. Pero yo estaré ahí, para consolarte.
|
Mas no temas, son experiencias: ¡Que todos todos hemos vivido, y aprendido! Entonces, nos tornamos más humildes, obendientes y sencillos.
¿Sabes? También aprendemos cuando hemos llorado y sufrido. Nunca olvides hijo querido: ¡Dios siempre está contigo; si le invitas… pues Él, quiere ser: ¡Tu mejor amigo!
Te amo mucho, mamá
|
|
|
 |
|
|
|
 |
|
|
|
|