A Mama Liberada
Carlos Rios Tantos años te tuve para admirarte. Para de tu corazón saciarme, Del sumo de mis raíces. Recordarme de los matices, Que componen quien soy. Y dando tumbos por la vida voy, Necesitando tu consejo. Y no importa donde estoy veo siempre tu carita a lo lejos. Los rollitos de pelo negro y gris en tu cabellera, Tus trajes oscuros con destellitos de estrellas Y las chancletas que para tantas millas te sirvieron.
Ha ambos los años vinieron Con rapidez y sin aviso. Y ahora que estas bajo el piso, Te extraño. Recuerdo con alegría el antaño, Memorias de mi niñez. Siempre haciendo las cosas al revés Y tu reprochando. Pero siempre me seguías llevando Por el camino recto.
Te acuerdas las peleas que formaba con Davito? Porque era tan chiquitito, que de el abusaba. Y tu siempre me agarrabas por las orejas o por donde fuese. Y mira que me dabas fuete Para que aprendiera a respetar, y sabes que Si aprendí Mama.
No tan solo a respetar, Sino todos los valores de un buen ser humano. Aprendí de todo el mundo, ser hermano. Porque para ti todos eran hijos. Eso fue siempre fijo En mi mente y corazón. Porque en Ciales, hasta el mas bravucón Conocía y respetaba a Doña Librada. Viejita luz de mi alborada, Mi viejita adorada
De ti aprendí a apreciar mi sencillez, A ser como soy ante todos. Y una y otra vez Mostrar que vengo del campo, montaña y lodo. Donde se desayuna café con leche y pan de manteca. Donde al encontrar una yagua seca La usamos pa’ tirarnos por la jalda. Y sabes, ganas no me faltan De regresar a mi pueblito. En donde tu y Coloncito Crearon un inmenso imperio.
Que ni los Españoles Iberios, Pudieron comparar. Un ejercito familiar Como nunca volveré a ver. La familia que siempre extrañare, Por la distancia. Pero no creas que esa instancia Cambiara al hombre que ayudaste a formar. Porque en mi hija, me encargare de valorar Lo que tu me inculcaste.
Mi corazón siempre habrá de quedarse En la calle José De Diego. Donde aprendí tantos juegos, pero sobre todo A apreciar quien era, quien soy y quien seré. Porque aunque ya conmigo no estas, En mi corazón siempre tendré Un poema para recordarte
Viejita, dile a Papa Dios que me espere, Contigo sentadita a su lado. Y aunque a veces no me esmere Espero ansioso el día de volver a verte. Y tomados de la mano Del Cielo caminar sus prados.
|
|
|