Alguien dijo: “Construye puentes y no muros,” porque por ellos puedes llegar a los demás y ellos podrán llegar también a ti.
Construye puentes fuertes y seguros de amor, es el mejor puente que puedes crear y dejar de herencia a tus hijos, en él se basan todos los demás.
Construye puentes de hermandad y amistad, sin importar lengua raza, color o nacionalidad, porque ante Dios todos somos hermanos.
Dios no nos pide puentes elaborados, tan solo ser nosotros mismos, íntegros, ese puente que nos lleva a todos lados.
Construye puentes de ternuras, cariños y sonrisas, porque no sabes cuando tu mismo las necesites un día.
Construye puentes de apoyo, porque alguien también podrá darte su hombro cuando más lo necesites.
Construye puentes fuertes de perdones, para cuando falles o cometas errores seas también perdonado y comprendido.
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Construye puentes de comunicación, para que cuando te sientas solo… tengas un amigo que te pueda escuchar.
Construyes puentes de caridad hacia los demás, así cuando estés en necesidad, alguien una ayuda también te pueda dar.
Construye puentes de fe y esperanza, para cuando estés confundido e inseguro, camines sobre él con Cristo de la mano.
Construye puentes de compasión, por si te toca el dolor, haya alguien que te de su corazón.
Construye puentes de generosidad porque el futuro da muchas vueltas y tal vez aquí o Allá, recojas del fruto de lo sembrado.
Construye puentes de fe y espiritualidad, porque todo ser tiene un alma y tú a Cristo los puedes llevar.
Construye puentes de conocimientos, enseñanza y sabiduría que te lleven a orientar al débil y al sediento de aprender.
Autor: Sarita Rodríguez
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